El embarazo es valorado, de forma tradicional, como un evento fisiológico. Sin embargo, según Zuspam, debe ser considerado como de excepción, ya que es capaz de provocar la muerte o un daño permanente, tanto a la madre como al neonato. Las embarazadas de riesgo constituyen del 20 % al 30 % del total de las gestantes y en este grupo se documenta del 70 % al 80 % de la mortalidad perinatal.El éxito de la atención prenatal reside en la identificación precoz de las gestantes con factores de riesgo, dándoles su valor clínico y planificando su adecuada atención, con la finalidad de evitar o disminuir, en lo posible, el daño materno y perinatal. Un factor de riesgo se define como aquel que directa o indirectamente contribuye a que se modifique el desarrollo normal del feto, el estado materno o ambas cosas.
No todos los factores de riesgo son causales. Los hechos que preceden a otros hechos no de manera necesaria, los causan. En realidad, la mayoría de los factores de riesgo tienen una relación favorecedora, de manera que entre el factor de riesgo y el resultado final (daño) debe aparecer un resultado intermedio sin el cual no se llegaría a producir el daño. La detección precoz, la prevención de este resultado intermedio o ambas cosas, son los objetivos de la consulta prenatal de las pacientes con factores de riesgo.
La valoración del riesgo brinda muchos beneficios porque, además de ayudar a la identificación de gestantes de alto riesgo, constituye un excelente instrumento educativo. Esta valoración proporciona los datos precisos necesarios para descubrir los problemas potenciales y dirigir con plena eficacia las acciones médicas y establecer las encaminadas a resolver o prevenir dichos problemas. Desde la atención primaria de salud renovada, entendida como la puerta de entrada al sistema de salud en íntima relación con los niveles secundarios y terciarios de salud, se lleva a cabo la promoción, la prevención y las acciones específicas en obstetricia, con intervenciones oportunas basadas en evidencias, que contribuyan a mejorar los indicadores de morbilidad y mortalidad materna y perinatal.
El control de la gestación, incluido dentro de la medicina preventiva resulta primordial para reducir los accidentes perinatales al identificar los principales riesgos evitables. Dicho control necesita de una metodología y reiterada recopilación de información clínica, siendo indispensable una búsqueda activa de signos de alerta, basada en los principales riesgos, lo que proporcionará a la consulta una plena eficacia.
Este control debe ser para todas las gestantes, dada la posibilidad del riesgo potencial de un accidente perinatal. Con mucha frecuencia, será el control prenatal el método que detectará los primeros signos de una alteración, en el desarrollo de una gestación que, de manera aparente, parece transcurrir con normalidad.