Las enfermedades del riñón y las vías excretoras en el período neonatal pueden pasar desapercibidas salvo que existan antecedentes familiares o gestacionales. De forma que podríamos decir que muchos de los problemas renales son más neonatológicos que nefrológicos, queriendo enfatizar la importancia de los cuidados generales óptimos, de la detección de alteraciones sutiles y de la observación de las tendencias, lo que permite adelantarse a los acontecimientos y evitar problemas.
Para los nefrólogos, neonatólogos y pediatras, es un reto realizar un manejo integral de los recién nacidos con disfunción renal y evitar la aceleración de la pérdida de nefronas a lo largo de la vida. Sin embargo, se puede contribuir a mejorar la función renal a largo plazo, mediante estrategias para la conservación de la función renal con intervenciones prudentes encaminadas a la nefroprevención, la nefroprotección y al seguimiento.