Los serios debates surgidos alrededor de esta nueva disciplina, las diversas posturas en relación con la interpretación de las causales de su surgimiento y su devenir histórico han sido el detonante para esta Conferencia. La ética hipocrática había podido dar respuesta, hasta la mitad del siglo XIX, a los principales problemas de la relación médico-paciente, entre otras cosas, porque el médico ocupaba un rango superior y desde su superioridad ejercía su profesión desde el saber y el poder. A partir de la segunda mitad del siglo XIX ocurren hechos que comenzarían a variar el pensamiento médico: el inicio de un intento de cambio del viejo paradigma biologizante y el surgimiento de nuevas profesiones sanitarias. Mas tarde, en los inicios de la segunda mitad del siglo XX, al término de la II Guerra Mundial, se descubren serias violaciones en investigaciones con seres humanos. Un poco después, la gran invasión tecnológica en el campo de la salud alejó a los profesionales sanitarios; pero muy especialmente a los médicos, de su tradicional relación médico-paciente. Unido a todo esto, en los EUA se estaba haciendo evidente la existencia de serios problemas de injusticia social, como consecuencia de la adopción del nuevo modelo económico, el neoliberalismo. A esta situación se sumaba los efectos de la guerra de Viet Nam, las luchas sociales contra las discriminación racial y étnica, y contra la discriminación de la mujer. Fue precisamente en este contexto en el cual Van Rensselaer Potter lanzó al mundo su libro “Bioética: puente hacia el futuro”. Después vendrían distintos filósofos que han tratado de fundamentar la Bioética desde la filosofía liberal, en la que el principio de autonomía antecede al de la justicia. Esto hizo escribir a Potter, poco antes de su muerte, su libro “Global Ethics”. De nuevo reiteraba el leit motiv de su obra de 1971: las inequidades sociales. La introducción de la Bioética en Europa en los años 80s, y luego en América Latina en los 90s, con la incorporación de Cuba a mediados de esa última década, ha puesto la Bioética a debate. Hay valores reconocidos universalmente que permiten un lenguaje común; pero existen también diferencias, particularidades culturales. Los valores del mundo anglosajón no son los mismos que los del mundo latino. La Cuba socialista tiene también sus valores propios. Pero nada de lo anterior impide –tal y como dijera el Maestro- que se injerte en nuestra república el mundo, siempre que el tronco sea de nuestra república. ¡De eso trata esta Conferencia!.